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A veces Dios se equivoca y la Justicia se obtiene mediante un gancho de derecha

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Inspiración en forma de trompeta

Juez recibiendo inspiración divina

¡Un juez comunica al jurado que Dios le había dicho que una mujer acusada de proxenetismo no era culpable [1]! Es el título de un artículo firmado por Debra Cassens Weiss para ABA Journal el pasado 22 de enero. Según parece, tras deliberar, el jurado decidió condenar a la acusada de los cargos de tráfico continuado de personas y absolverla del cargo de vender a una niña. Fue entonces cuando el Juez Jack Robinson entró en la habitación del jurado y les dijo que Dios le había dicho que la defendida no era culpable. A pesar de la revelación, el jurado mantuvo su veredicto y declaró culpable a la acusada.

Quizá parezca sorprendente que, en un país tan religioso como los EE.UU., un jurado se atreva a desafiar la omnisciencia del creador. Sin embargo, sorprende menos si nos adentramos un poco más en la naturaleza del pensamiento anglosajón propio de los americanos. En efecto, Dios es importante, pero hacer lo correcto, obrar en conciencia y cumplir las leyes es más importante aún. Me pregunto que hubiera hecho un jurado español si el juez les sugiere que absuelvan al acusado.

Lo que sí es más sorprendente, en mi opinión, es la actuación del Juez. El artículo informa de que este no tiene la potestad de dirigirse al jurado una vez se ha reunido. Y, sin embargo, no sólo lo hizo, sino que lo hizo para influir en el veredicto. Como consecuencia de ello, el director de la State Commission on Judicial Conduct ha iniciado una investigación por mala conducta. Quizá cuando el Juez sea llamado a capítulo reciba algún otro buen consejo de Dios.

Por otro lado, es posible que, efectivamente, Dios hablase al Juez Jack Robison, y también que la acusada fuese inocente; pero lo que es indudable es que se equivocó de persona. Lo cierto es que dio la información a quien no podía, ni debía, influir en el resultado. Como consecuencia, el jurado dictó su veredicto en conciencia y la acusada fue condenada.

Y hablando de equivocaciones, en el mismo número de ABA Journal, aparece otro artículo de la misma autora, titulado Un antiguo juez del Tribunal en materia de drogas es inhabilitado por robar cocaína del armario de pruebas [2] (no es el mismo juez). No es habitual en España la condena a Jueces (creo que se podrían contar con los dedos de una mano en los últimos veinte años), y cuando así ha sido ha tenido un gran impacto mediático. Una noticia como la referida, por ello, llama poderosamente la atención.

Según parece, el juez Pozonsky «cogió cocaína para su uso personal durante un año, e intentó ocultarlo sustituyéndola por sustancias como harina de cocinar», habiendo sido hallado culpable de robo, obstrucción a la justicia y uso fraudulento de bienes en custodia. Fue condenado y pasó un mes en prisión (Nota mental: en todas partes cuecen habas), solicitando el juez que no se le inhabilitase argumentando que había dejado la cocaína y que no dictó ninguna sentencia bajo los efectos de la droga. Sin embargo, el Tribunal Supremo de Pennsylvania le denegó la petición, señalando la ponente, Jueza Debra Todd, que «Pozonsky “se burló” de los principios del Tribunal en materia de drogas y convirtió los procesos en “una impostura y una farsa”». En una opinión concurrente, el Juez Max Baer afirmó que Pozonsky «no era “capaz de comprender la gravedad de su impedimento”».

Lo cual da a entender que los jueces americanos sí se toman muy en serio todas aquellas faltas de los jueces que puedan dar lugar a poner en cuestión la dignidad de la justicia.

Algo que nos ha llamado la atención, por otra parte, es que uno de los jueces del Tribunal condenatorio se llame Max Baer, como el famoso boxeador (aquí se le conoce por la película Cinderella man, como el némesis del protagonista, James J.Braddock -Russell Crowe-). Quizá, después de todo, para hacer Justicia, más que a Dios, ¡Se necesite un buen gancho de derecha!