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Técnica del proceso, técnica del juicio y práctica de la abogacía

Técnica del proceso y práctica de la abogacía [1]

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Redacción YG ABOGADOS

La técnica del proceso y la práctica de la abogacía no se aprenden en las facultades. Eso lo sabe cualquiera que se dedique a la profesión. Sin embargo, acaba de publicarse el libro ABOGADOS, CLIENTES Y JUICIOS. Guía práctica de abogacía y técnica del proceso [2], escrito por Igor Yáñez Velasco. Se trata de un libro poco común en el panorama editorial del Derecho de nuestro país. En general, la literatura legal se centra en los problemas de interpretación jurídica de los textos legales, la jurisprudencia, etc. Los manuales de práctica del proceso (que no es lo mismo que manuales de Derecho procesal) son, sin embargo, escasos. Hay, sin embargo, una demanda latente de este tipo de trabajos que enseñe cómo se hacen las cosas en la práctica: la técnica de los juicios, de los interrogatorios, la demanda, los peritos, etc. En los últimos tiempos las editoriales a intentar llenar ese hueco que el mercado demandaba. Sin embargo, la urgencia en dar respuesta a una demanda cada vez más importante ha llevado a una profusión de texto de escaso valor y poca utilidad por decirlo suavemente.

No es el caso del libro que aquí analizamos. La primera pregunta que un abogado se hace, visto que no hay literatura nacional adecuada que enseñe la práctica de la abogacía es ¿Dónde puedo obtener esos conocimientos? Este libro da respuesta a esa pregunta. Uno de los principales valores del libro es, precisamente, proporcionar al lector un acerbo de bibliografía, principalmente norteamericana, de manuales que enseñan las técnicas necesarias para ser un abogado competente en juicio. Los manuales recomendados para aprender las técnicas de interrogatorio, de redacción de demandas, de preparación del juicio y de estrategia general, son buena prueba de ello.

Las técnicas para ser abogado, la técnica del proceso, por otra parte, no se aprenden en la Facultad de Derecho, pues como certeramente señala el autor, la profesión de abogado es sólo un aspecto marginal de los trabajos a que pueden acceder los licenciados en Derecho. Desgraciadamente, como hemos señalado, tampoco existe literatura adecuada para explicar a quien pueda estar interesado la técnica del proceso. El libro llena ese vacío. Por un lado, explicando de modo ameno y sencillo las técnicas básicas necesarias para plantear los casos, preparar una demanda, preparar la audiencia previa, los interrogatorios de testigos adversos (“cross-examination”), de testigos propios (“direct examination”), de peritos, y las conclusiones. Con ejemplos prácticos y consejos útiles sobre cómo abordar cada una de estas técnicas sin las cuales no se puede ejercer la abogacía. Todo ello aderezado con anécdotas sobre abogados americanos e historias ilustrativas de los casos.

El libro aborda todas esas cuestiones desde la perspectiva del juicio y la técnica del proceso, empezando por el propio abogado. Como afirma el propio libro, ser abogado no es una tarea sencilla. Exige tener una gran capacidad de concentración y de juicio; capacidad de análisis y para realizar esfuerzos prolongados; el sentido del peligro desarrollado; capacidad de atención en condiciones que habitualmente desconcentrarían a cualquiera; capacidad de exposición escrita y oral; psicología cotidiana; visión estratégica de los asuntos; valor, etc., etc., etc. No es trabajo ni para tontos, ni para blandengues. Con el tiempo los abogados vamos desarrollando la habilidad de hacer todas esas labores con más o menos soltura y confianza, aunque, “siempre queda algo por aprender”.

No sólo eso, en ocasiones, más importante aún, es tener las habilidades necesarias para que ejercer la profesión no se convierta en un negocio ruinoso. Empezando por las relaciones con el cliente, la aclaración de los honorarios, y la exigencia de su abono para que el trabajo sea auténticamente profesional.

También aborda el libro las relaciones del abogado con el cliente, en una doble vertiente: 1. La de la relación profesional: honorarios, encargo, cobro, etc., y; 2. La del cliente como nuestra principal fuente de información para el asunto que nos encarga.

A partir de este punto, el libro entra en la materia más específica de la técnica del proceso. Es en este punto donde el libro destaca por sus aportaciones. El elemento central es la incorporación al mismo de las técnicas del proceso desarrolladas por los abogados americanos. En efecto, en un mundo tan profesionalizado como lo es el de la abogacía americana, se han ido desarrollando una serie de técnicas para cada aspecto del proceso: estrategia, teoría del caso, interrogatorio de testigos adversos, interrogatorio de testigos propios, peritos, documentos, conclusiones.

El nivel de detalle es muy amplio, como lo exige una correcta explicación de la técnica del proceso: poniendo ejemplos de interrogatorios de testigos, tanto los nuestros cuanto los contrarios, la necesidad de la progresión en el mismo. Las dificultades de los interrogatorios de los peritos. Etc.

El libro invita al lector a profundizar en la práctica de la profesión, en el análisis de nuestras técnicas en juicio, en el estudio de las fuentes.

A ello une el libro una visión realista y cruda de la realidad judicial: normalmente las sentencias de primera instancia se convierten en definitivas (aprox. el 90 %). En consecuencia, es esencial para cualquier abogado echar el resto en primera instancia antes que jugárselo todo a la posibilidad de una apelación o casación.

A pesar de su realismo, el libro tiene un importante grado de romanticismo en lo que se refiere al ejercicio de la profesión, así como los valores que se precisan para su ejercicio, con anécdotas divertida y hasta emotivas, que hacen aparecer el ejercicio de la profesión atractivo.

En definitiva, un libro excepcional, que recomendamos sin reservas

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